Aquel verano había sido un poco extraño, cargado de consultas médicas y de algunas noches de hospital, de kilómetros de carretera recorridos escapando del calor y regresando a él.
Habían sido horas de soledad en las que pensar y leer, en las que buscar mi sitio en el mundo a pesar de sentirme un bicho raro que no termina de ubicarse.
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