miércoles, 17 de septiembre de 2014

Lluvia de alegría

El elefante estiró la trompa para recibir la caricia del niño. Israel pedía permiso en su internado cada sábado e iba al zoo. De todos aquellos animales, los elefantes eran sus favoritos, aunque detestaba verlos encerrados.

Soñaba con poder observarlos en libertad por la sabana de África. Algún día sería explorador; guiaría safaris fotográficos y los vería correr libres por la llanura. Pero para eso faltaban muchos años todavía.

De repente el elefante alejó su trompa de la mano del niño y la introdujo en un pequeño estanque que había en el centro de su recinto. Después la levantó hacia el cielo y expulsó el agua con fuerza formando una fina lluvia que comenzó a caer sobre Israel. El elefante estaba contento.

Israel cerró los ojos y alzó su cara hacia las gotas de agua que caían. Llevaba toda una semana esperando aquella demostración de cariño. Ahora también él estaba por fin contento.

Dibujo: María Vázquez Alonso.

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