sábado, 21 de junio de 2014

A un paso de la primavera...

Foto: Carlos Timiraos


La luz de la vela iluminaba de manera débil la amplia estancia. Tan sólo era posible ver en la proximidad más cercana a la llama.

Angélica se pinchó sin querer mientras cosía el dobladillo del pantalón de su marido. Unas gotas de sangre salieron de la yema del dedo que ella chupó para evitar manchar la ropa.

- "Cada día veo peor" - se dijo Angélica en voz alta.
- "No, tú no ves peor; lo que pasa es que necesitamos más velas para las noches" - respondió Mauro. "Con una sola vela no se puede hacer nada; tú no puedes coser; yo no puedo leer. Esto no es vida".

Mauro se levantó del sillón en el que estaba sentado y se acercó a la ventana. Desde allí podía ver las calles iluminadas de su barrio. La semana anterior les habían cortado la luz por falta de pago; ahora sólo les quedaba aquel ventanal. La luz que entraba de la calle era lo único que le permitía huir de aquella lúgubre casa.

Angélica también se levantó del sofá en el que estaba. Se acercó a su marido y lo abrazó por la espalda apoyando la barbilla en su hombro.

- "Ya verás como mañana sale el sol y como todo esto se quedará en un triste recuerdo" - le susurró Angélica a Mauro al oído.

Mauro se giró hacia su mujer sin deshacerse de su abrazo. La miró a los ojos y la besó con todo el cariño del que fue capaz, como hacía tiempo que no hacía.


Foto: Carlos Timiraos
- "No sé que sería de mí si no te tuviera a mi lado".

Angélica sonrió a Mauro mientras le acariciaba el rostro.

- "No te preocupes, mi amor. Mañana comienza la primavera. Verás como nuestra suerte cambia".

2 comentarios:

  1. La primavera abre las puertas del alma y cambian los colores del camino. Hermoso!

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    1. Gracias Celia por tu comentario. La primavera siempre trae esperanzas después de un duro invierno...

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