Cambios en el gobierno
Aquella noche supo con total claridad lo que tenía que hacer. Se asomó a la ventana. Pudo ver y oír a la gente del pueblo festejando en la plaza la buena nueva. Entonces cogió el
libro de conjuros, lo echó al fuego y le dijo a la rana que nunca más volvería
a ser príncipe ni a reinar. Sería un anfibio el resto de su vida.
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