Todos los días enseña su perfecta
mercancía a sus posibles clientes. Durante la venta intentaba mantener el tipo
lo mejor que podía. En cuanto el cliente se iba sonreía triunfante con el
dinero en el bolsillo. Después miraba con asco al cliente que se acababa de ir,
a todo lo que todavía le quedaba por vender. Si seguía con aquellas náuseas
cada vez que tocaba un pez tendría que cambiar de profesión y dejar de ser
pescadera.
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Un mes más Adella Brac nos lanza su "Reto: 5 líneas" y yo lo acepto encantada escribiendo este microrrelato. Para leer el resto de relatos de este mes de Abril acudir aquí.
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Foto: Lola Pena. |
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Un mes más Adella Brac nos lanza su "Reto: 5 líneas" y yo lo acepto encantada escribiendo este microrrelato. Para leer el resto de relatos de este mes de Abril acudir aquí.
Estupendo relato, me gusta mucho el final, me ha sacado una sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMe alegra saber que he conseguido hacerte sonreír. ¡Qué gusto! Un abrazo, compañera.
Eliminar¡Hola, Alma!
ResponderEliminarMe ha gustado ese cómico giro final :D Me identifico totalmente con tu protagonista porque a mi también me da mucho asco el pescado :(
¡Buen trabajo! Y gracias por participar en el reto ;)
Un beso.
Gracias, Adella, por tu comentario y tus buenas palabras. Me gusta participar en tu reto mensual siempre que puedo. Un beso.
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