Amor,
no esperes que te diga palabras bonitas. Ya sabes que yo no soy de
esas cosas. Yo no sé decirte te quiero ni quedarme abrazado a ti
mirando una puesta de sol. Para mí la belleza eres tú y cuando no
estás la tristeza lo invade todo. Juntos descubrimos lo que se puede
llegar a sentir con un beso sincero. Nunca nadie me había hecho
sentir así hasta que te conocí.
Y
es que cuando estoy contigo me siento fuerte, único... Cualquier
problema me parece una nimiedad a tu lado. Mi hogar y mi paz están
donde estás tú. No cambio por nada en el mundo los momentos que
hemos pasado juntos.
¡Vaya!
Pues parece que por una vez en mi vida me estoy poniendo ñoño y
cursi; romántico, como dirías tú.
Lo
que pasa, cariño mío, es que hoy tengo algo que decirte. Me falta
el valor para poder decírtelo en persona; por eso te escribo esta
carta.
Ya
sé que te prometí que siempre iba a estar ahí, a tu lado. Y te
juro que hasta el último segundo de mi vida así será. Aunque ese
segundo, por desgracia, está más cerca que lo que hubiéramos
podido desear. Los resultados médicos que he ido a buscar hoy al
hospital le han puesto cara a la muerte. No te dije nada porque no
quería preocuparte. Tan sólo nos quedan unos meses; en el mejor de
los casos, medio año.
No
te tomes esta carta como una despedida; es un hasta luego. Me
aferraré a los últimos minutos que podamos vivir juntos. Seguro que
serán tan hermosos como todos los que hemos vivido hasta ahora. Te
dejaré que me pidas todos los besos que tú quieras y te diré te
quiero todos los días que me quedan de vida. Mi pena es que no puedo
dejar de amarte. Tu pena será verme partir hacia un viaje sin
retorno.
Ojalá hoy no hubiera tenido nada que decirte, mi amor.
(Publicado en MeGustaEscribir)
Ojalá hoy no hubiera tenido nada que decirte, mi amor.
(Publicado en MeGustaEscribir)
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