Todos los días enseña su perfecta
mercancía a sus posibles clientes. Durante la venta intentaba mantener el tipo
lo mejor que podía. En cuanto el cliente se iba sonreía triunfante con el
dinero en el bolsillo. Después miraba con asco al cliente que se acababa de ir,
a todo lo que todavía le quedaba por vender. Si seguía con aquellas náuseas
cada vez que tocaba un pez tendría que cambiar de profesión y dejar de ser
pescadera.
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Un mes más Adella Brac nos lanza su "Reto: 5 líneas" y yo lo acepto encantada escribiendo este microrrelato. Para leer el resto de relatos de este mes de Abril acudir aquí.
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Foto: Lola Pena. |
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Un mes más Adella Brac nos lanza su "Reto: 5 líneas" y yo lo acepto encantada escribiendo este microrrelato. Para leer el resto de relatos de este mes de Abril acudir aquí.